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El calcio es el mineral más abundante que se encuentra en el cuerpo humano. El cuerpo almacena más del 99 por ciento del calcio en los huesos y los dientes para ayudarlos a ser fuertes y resistentes.
El hueso es un tejido que se encuentra en continuo remodelamiento y recambio; por lo cual las necesidades de nutrientes para regenerar hueso nuevo son constantes a lo largo de la vida.
El calcio es uno de los minerales que no debemos excluir de nuestra dieta, independientemente de nuestra edad. No obstante, su consumo se hace más necesario en ciertas etapas de la vida, y en ciertos grupos poblacionales. De esa forma, es esencial su ingesta en mujeres de 40 años en adelante, en especial cuando están pasando por la etapa de la menopausia, ya que esta última ocasiona cambios en el organismo, no solo hormonales, sino también óseos.
Es importante que a partir de los 40 años las mujeres tengan un aporte adecuado de lácteos, ya que deben considerar que su capacidad de absorción de este mineral es menor.
Las mujeres mayores de 40 años deben consumir calcio en las dosis recomendadas para su edad, porque reduciría modestamente la concentración sérica de las glándulas paratiroideas (PTH) en respuesta a los niveles de calcio en la sangre y con ello la tasa de remodelamiento óseo.
La osteoporosis se define como una enfermedad caracterizada por una disminución de la masa ósea y la mujer puede empezar a padecer osteoporosis. Una enfermedad que puede llegar a ocasionar la pérdida crítica del hueso, o también a aumentar su fragilidad. Como consecuencia, el riesgo de sufrir fracturas se incrementa. Es en este contexto en el que la ingesta de calcio debe mejorarse, con el objetivo de que la magnitud de la reducción del remodelamiento óseo no sea intensa.
Se calcula que el 30% de todas las mujeres posmenopáusicas padecen osteoporosis; y más del 40% de éstas pueden llegar a sufrir una o más fracturas por fragilidad a lo largo de su vida.
El calcio es necesario para el desarrollo y el mantenimiento del esqueleto y de las funciones neuromuscular y cardíaca; la evidencia científica señala una fuerte asociación entre baja ingesta y disminución de la densidad mineral ósea (DMO), por lo tanto, la ingesta adecuada de este mineral puede tener impacto en la reducción de las fracturas originadas por osteoporosis. Se estima que un incremento de masa ósea del 10% podría reducir el riesgo de las fracturas en un 50%.
La Fundación Nacional de Osteoporosis (NOF) aconseja que es preferible consumir calcio de fuentes naturales, por ejemplo, a través de alimentos como la leche o sus derivados, en vez de suplementos alimenticios. De hecho, recomiendan que la ingesta de suplementos de calcio son las sales de citrato y carbonato de calcio y se dé solamente en caso de que exista deficiencia de calcio en la dieta, por ejemplo, cuando no sea posible acceder a alimentos ricos en este nutriente en los alimentos que son altos en calcio como es el caso de los lácteos principalmente.
Con ambas fuentes cumplimos el objetivo de proporcionar calcio; pero los beneficios potenciales de emplear derivados lácteos como fuente de calcio, superan ampliamente el obtenido de los productos farmacéuticos.
Bibliografía: